Samtrioshka: El Sueño Artesanal de Samantha Álvarez
Samantha Álvarez nunca imaginó que un pasatiempo se convertiría en su emprendimiento. Cómo estudiante universitaria, comenzó su viaje en la bisutería por necesidad económica. "Cerca de la universidad, había un negocio donde vendían material para hacer bisutería, y la dueña, Adriana, te enseñaba cómo hacer lo que tenías en mente. Una amiga de mi mamá me regaló $100 para que hiciera una pulsera. No lo hice con la intención de venderla, pero gustó tanto a mis compañeras que empezaron a hacerme pedidos", recuerda Samantha. Así nació Samtrioshka.
Valor Auténtico
Samantha se mantiene firme en su política de precios, reflejando el valor de su trabajo artesanal. "Los precios de mi joyería son los mismos en cualquier parte. Sé lo que valen, no solo por el material y el tiempo invertido, sino porque cada pieza es única y hecha con mucho amor. Algo que me encanta de San Miguel de Allende es que la gente valora mi trabajo como artesana", comenta.
Logros y Perseverancia
El mayor logro de Samtrioshka ha sido la perseverancia. Ha mantenido su fe en su emprendimiento a lo largo de 14 años, soportando malas rachas y disfrutando de los momentos de éxito. "Nunca me he dado por vencida. Algunas veces no he estado al 100%, pero siempre he seguido adelante, disfrutando y valorando los momentos bonitos, de ventas altas y reconocimiento", dice con orgullo.
Inspiración Local
San Miguel de Allende, con su encanto y belleza, ha sido una fuente de inspiración constante para Samantha. "El corazón insignia de la ciudad es ahora la imagen más importante de mi marca", afirma.
Materiales y Personalización
Samtrioshka se distingue por la calidad de sus materiales y la posibilidad de personalización. En sus materiales utiliza principalmente chapa de oro y acero inoxidable. "Toda mi joyería puede personalizarse y mis clientes pueden estar seguros de que la elaboro con verdadera felicidad y gratitud por su confianza", concluye.
Samtrioshka no es solo una marca de joyería, es el reflejo del amor y la dedicación de Samantha Álvarez, una emprendedora que ha encontrado en su arte y en San Miguel de Allende, el motor para seguir creando y creciendo.
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