En San Miguel de Allende, se empezaron a tomar medidas para que se pudieran reducir los contagios comunitarios en el mes de marzo del 2020. Desde ese entonces la vida cotidiana cambió para todos y para algunos que llegaron a perder a un familiar, cambio para siempre.
Algunas personas por trabajo tenían que salir cada día, contando con las medidas adecuadas para poder continuar laborando, mi hermana fue una de ellas, a pesar de que trabaja en un espacio que evidentemente es una zona de riesgo, no se contagió hasta después de 10 meses del inicio de la pandemia en México y fue así como me contagié.
El virus entro con facilidad a mi cuerpo ya que soy una mujer que se encuentra lactando y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las mujeres en lactancia así como las embarazadas somos personas vulnerables. Tengo 30 años y afortunadamente he tenido un estilo de vida saludable.
Todo comenzó con molestias de garganta, yo soy de las personas qué no toma medicamentos cuando tiene gripe, así qué cociné caldo de pollo para sentirme mejor y tomé muchos líquidos. Al siguiente día volví a hacer caldo y no podía oler la cebolla, pensaba y me decía que NO podía enfermarme, yo tenía un bebé de 6 meses y tenia miedo de contagiarlo.
Al tercer día mi hermana me confirmó su resultado como positivo entonces opté por realizarme la prueba, quería estar segura por si llegara a tener una emergencia. Mi cuerpo me pesaba, tenía dolores de cabeza como migraña, pero aun así tenía que estar alimentando a mí bebé.
El laboratorio se comunicó conmigo y me dijo que era positivo para covid-19. Ya no tuve fuerzas, trataba de estar despierta en mi cama y jugar con mi hijo. El pediatra de mi hijo, me dijo que la lactancia lo iba a proteger y aún así, constantemente me preguntaba sobre su estado de salud y el mío.
Estuve aislada, junto con mi esposo y mi bebé en nuestra casa, algunos días tenía taquicardia y mareos. Mis rodillas me temblaban, pero me resistía, sólo tomé paracetamol. Pensaba en ir al médico (IMSS) pero estaba consiente que no estaba tan grave y que lo mejor era dejarle ese espacio a la gente que de verdad necesitara de un médico.
A los 7 días pude sentirme mejor y fue cuando ya pude hacer algunas actividades en mi casa. Del banco de leche que hice durante mis días con el virus, lo utilicé dos semanas después y observé un tono más amarillo en la leche, a comparación de la leche materna de meses anteriores, cuando no estaba enferma.
La leche materna que genere durante el tiempo que tuve coronavirus, parecía tener mucha grasa, casi como un consomé de pollo, según estudios este color se presenta en la leche “cuando la madre presenta algún proceso infeccioso. En estos casos la leche materna, cambia su coloración a amarilla porque aumenta la producción de inmunoglobulinas, las cuales refuerzan el sistema inmunológico del bebé para defenderlo de microorganismos agresores y evitar el contagio con la madre”. Esto sin duda logró mantener a mi bebé sano y salvo, además con la posibilidad de crear una inmunidad futura a esta terrible pandemia.
Ha sido una experiencia muy dura y sin duda a todos nos afecta diferente, estemos sanos o no. Quiero compartirles que debemos ser responsables en cómo manejar esta situación, no estigmaticemos sino nos toca vivirlo; sé que muchas personas por pena no comparten sobre su contagio y es respetable, pero debemos entender que la gente necesita saber no sólo para cuidarse, sino para conocer más sobre el funcionamiento de esta enfermedad.
Yo hoy te puedo decir que gracias a la leche materna mi bebé se pudo proteger. Pero eso sí, debemos estar conscientes que los cuerpos son diferentes y que esto es algo totalmente desconocido para algunos, cada uno hablara desde su experiencia. Si tienes a tu bebé de meses y entre tu posibilidad esta amamantarlo, no dudes en hacer o seguir haciendo el esfuerzo por otorgarle la leche materna, que lo defenderá de muchas enfermedades incluyendo el coronavirus y algún día, en el futuro, tu hij@ seguramente te lo agradecerá.
A pesar de que ya llevemos un año en esta pandemia debemos cuidarnos para cuidar de todos. El lema de los rescatistas en cualquier desastre es, "primero yo, luego yo y al final yo", pues si uno mismo esta bien de salud y fuera de peligro, tendrás todas las posibilidades para ayudar a los demás.
¡RECUERDA QUÉ TU SALUD ES TU PRIORIDAD Y TU RESPONSABILIDAD!
